LA HIERBA REBELDE

Gilbert Lascault diciembre 2009

A veces, Cristina Martinez dibuja columnas de viento, estelas de tempestad,  pilares  aéreos, contrafuertes inmateriales, soplos que  se arremolinan y se elevan. Lees algunas frases de Vientos (1964) de Saint John Perse: ” Eran muy grandes vientos sobre todas las superficies de este mundo ,    / Grandes vientos alborozados que no tenían rumbo ni morada.”  Cristina Martinez sugiere un tornado que se arremolina, que da vueltas y revueltas sobre su eje.
Cristina Martinez está fascinada por el vortex, el remolino hueco y. cavernoso que se produce en la evacuación de un líquido. Resiente el vértigo, el deslumbramiento. La Naturaleza tiembla, vibra, vacila. En sus dibujos, sus pinturas, en sus volúmenes discretos, Cristina Martinez da a ver lo impalpable que emociona, lo indefinido punzante, lo indeciso que sorprende, lo ilimitado cambiante, las energías ignoradas, las fuerzas disimuladas, los enigmas inestables y esenciales, las intensidades inesperadas, los más allá insólitos.
En sus  Libros proféticos , William Blake ( 17571827) imagina los torbellinos que son ” los vacíos estrellados de la noche”. En  El aire y los sueños ( 1943), Gaston Bachelard evoca” el remolino cosmogónico, la tempestad que engendra, el viento de cólera y de creación “.
Algunos dibujos ( 1998) de Cristina Martinez se intitulan: Un momento errante, Un momento reviene, Un momento sin tachadura, Via láctea, Un momento de confusión . Algo del cielo nocturno se interroga. Ese algo es un instante fugaz, una transformacion, un juego efímero de lo oscuro y del estallido luminoso, un encuentro, una fortuna.
Recientemente Cristina Martinez propone otro juego grave. La ilustración del poema typográfico y cosmogónico de Mallarmé, Un coup de dés n’abolira jamais le hasard (1897). Cada página corresponde a la potencia del cielo estrellado, a las constelaciones.
O bien Cristina Martinez crea una estela con alas de mariposas y en vidrio. Evoca colores livianos, dispersos, volantes. Los colores planean, se diseminan, se pierden; son los deseos errantes, las esperas vagabundas, los caprichos nómades. Bajo nuevos fulgores las alas frágiles de las mariposas resplandecen y se transforman. El poeta Francis Ponge percibe la mariposa como un “minúsculo velero de los aires maltratado por el viento en pétalo superfetatorio.”
A veces, Cristina Martinez utiliza capas sucesivas de trazos regulares de lápices de colores. Imagina apariciones y ausencias, surgimientos y desapariciones. Se dibujan las sombras de los árboles, las ventanas desdibujadas vistas al bies, toldos lejanos,  escaleras que llevan a subsuelos ignorados, basamentos dudosos de arquitecturas indistintas, piscinas indefinidas, edificios minados, lluvias alteradas, los túmulos, las encrucijadas donde se encuentran vías desconocidas, estructuras arqueológicas, una casa que se construye cerca del agua, los canteros del Jardin de Plantas… O, además, ella sugiere las ” plantas esferas”, los globos vegetales, las “plantas-planetas”.

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