François Vitrani sept. 2015
El papel, afortunadamente, no es nada. Consume simbólicamente las figuras que da a luz. El débil soporte solo vale la pena si los lentos ejercicios nos exaltan, favorecen en nosotros el progreso de la percepción, la representación y la adhesión al mismo tiempo; nos conceden más espacio entre límites sutiles.
Pierre Oster, Paysage du Tout
¿Paisajes exteriores o paisajes interiores? Sin duda paisajes humanos, ya que son creados por Cristina Martínez. Y nuestra mirada escucha sus ondas sonoras, que son pinturas silenciosas, y descubre su interior.
¿La Argentina de antes? Demasiado simple. Ella es, ante todo, pintora. Y es a través de la pintura como busca resolver una serie de preguntas que la obsesionan.
El aspecto formal de su investigación es esencial. Ya sea en Ondulaciones o en sus Cavernas, se entiende que Cristina Martínez pinta para saber por qué pinta.
En cada etapa de su trayectoria ha inventado formas inéditas y tonalidades nuevas. Sus últimos trabajos dan testimonio de la sutileza y la inventiva de su aportación. Sus trazos y colores, como en silencio, sus espacios con movimientos aéreos, sus obras maestras de la pintura “canibalizadas” en cavernas míticas, todo contribuye, por decirlo con palabras de Octavio Paz, a «abrir las puertas del día para habitar lo desconocido». No había mejor guía que el eminente historiador y crítico de arte Jacques Leenhardt, que conoce su obra desde el principio, para invitarnos a entrar en contacto, en la Casa de América Latina, con la singular obra de Cristina Martínez.
François Vitrani es director general de la Casa de América Latina.